Navardauskas apareció en medio del diluvio para salvar al Garmin, que aún no había firmado ninguna victoria. Un ataque a 12 kilómetros de meta le permitió abrir un puñado de segundos. Esa pequeña renta aderezada con la suerte de una montonera que atrapó a medio pelotón fue suficiente para conocer la gloria.
El lituano miró atrás en la recta de meta. A lo lejos asomaban un pequeño grupo que esquivó el accidente, que al producirse a tres kilómetros de la llegada no tuvo coste de tiempo para nadie. Le siguieron el alemán Degenkolb y el noruego Kristoff.
Atrás quedó "Poulidor" Sagan. El esloveno rodó por el asfalto con su maillot verde, condenado a cuatro segundos puestos.
También se vieron afectados Beñat Intxausti, Bardet o Frank Schleck.
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