En Bolivia, pocos son los deportistas que reciben apoyo de la empresa privada y de las autoridades nacionales. La mayoría se entrena de manera independiente y, en el caso del ciclismo, exponiéndose a varios riesgos en los caminos que utilizan como sus rutas de entrenamiento.
A esto se suma que la Federación Boliviana de Ciclismo (FBC) tiene un paralelismo institucional y los pedalistas resultan perjudicados por ese factor. No saben a qué federación responden y con cuál deben trabajar para los Juegos Suramericanos.
Otra de las observaciones y la principal en todo este panorama es la preparación de estos deportistas, situación que se vio reflejada con el accidente que sufrió la semana pasada la pedalista orureña Melani Dharlyn Bustos, quien de acuerdo al titular de la FBC, Edgar Herrera, ya era considerada parte de la selección nacional para los Juegos que se realizarán en mayo, en Cochabamba.
De acuerdo a Cristóbal Bustos, padre de la ciclista, la ayuda se hace esperar, Melani sigue hospitalizada en una clínica privada en Oruro, ya fue intervenida y dice algunas palabras, aunque con cierta restricción.
El hecho que se suscitó en la carretera Oruro-Poopó cobró relevancia por las heridas que dejó en la ciclista, quien sufrió una triple fractura en la cadera, por lo que no se puede asegurar su retorno a la práctica de esa disciplina.
“Dice algunas palabras, su vista aún está mal, parece que no nos estuviera viendo. Eso para mí es una gran señal de mejora”, contó.
A menos de tres meses para la realización de los Juegos, los ciclistas trabajan de manera independiente, haciendo sus recorridos en vías que son transitadas por cientos de vehículos diariamente.
Las condiciones no son adecuadas. Con el accidente de Bustos, el equipo Bolivia de ciclismo queda mermado por segunda ocasión, tras la suspensión de Óscar Soliz, múltiple campeón nacional, quien luego de haber dado positivo en una prueba antidopaje fue castigado por cuatro años.
REPORTE: UN CICLISTA MUERE CADA MES
Mónica Gamarra, impulsora del proyecto “Dame metro y medio de vida”, informó que, de acuerdo a reportes elaborados por ese colectivo, un ciclista muere cada mes en Bolivia.
“Hemos intentado conseguir datos reales, pero por los reportes que recibimos, se tiene un accidente mensual con muerte”, explicó Gamarra.
La impulsora del proyecto consideró que se debe trabajar en varios aspectos de educación vial, pero ante todo en ceder el espacio de metro y medio para que el ciclista transite en las calles.
“POR LA CONVICCIÓN DE LLEGAR LEJOS, TOCA ARRIESGAR”
El pedalista valluno Gilver Zurita señaló ayer que por la forma de entrenamiento que llevan los ciclistas en el país, estos arriesgan por la convicción de “llegar lejos” en la disciplina.
“Eso es el pan de cada día (por los riesgos)para un ciclista en la carretera porque (por ejemplo) ya he tenido un montón de accidentes muy graves con vehículos que me han embestido. (Pero) no hay más, es la convicción que uno tiene de llegar lejos, le toca arriesgar”, sostuvo.
Zurita, que fue parte de un equipo continental en Europa, señaló que las diferencias son abismales con Bolivia.
“Aquí te pitan, te gritan groserías, si por ellos fueran te atropellan. Aparte de hacer un buen entrenamiento, tenemos que ver que no está viniendo un vehículo por detrás”, aseguró.
CICLISTAS NO TIENEN COMPETENCIAS OFICIALES
En lo que va de la gestión, los ciclistas no han tenido competencias oficiales, en base a las que puedan corregir algunos errores en su entrenamiento o al menos observar su nivel de competitividad respecto a los otros ciclistas.
“No hay competencias nacionales para saber en qué nivel estamos o por lo menos para saber si es que el entrenamiento que estamos cumpliendo está bien”, señaló Gilver Zurita, quien apuntó que las diferencias a nivel dirigencial también están perjudicando a los pedalistas.
El lío en la dirigencia nacional arrastra otro problema, puesto que las listas de ciclistas están siendo cambiadas constantemente. Este medio intentó comunicarse con el titular de la FBC, Edgar Herrera, pero no atendió las llamadas.
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