Promete atacar. El líder del Movistar atacó a falta de 6 kilómetros para la meta de La Toussuire y consiguió una renta de 30 segundos con respecto a Froome, que con las bonificaciones han reducido su retraso a los 2m38s. Una diferencia que Quintana está obligado a reducir en la última etapa alpina, la subida al mítico Alpe d'Huez, meta de una jornada corta, de 110,5 kilómetros, pero totalmente montañosa, porque también se subirá la Croix de Fer, por la vertiente contraria que se ascendió ayer.
El colombiano prometió mantener el pulso. Confesó que tendrá que atacar desde lejos si quiere conquistar el "sueño amarillo" que ha venido a perseguir al Tour. "Pensábamos recortar más tiempo, pero Froome se ha defendido bien, todavía está fuerte. Mañana (hoy) volveremos a intentarlo. Lo intentaremos desde más lejos, es un puerto bueno, vamos a tratar de controlar para conseguir también la victoria de etapa", prometió el colombiano.
Condicionado. Su margen de maniobra es reducido. Quintana estará, además, coaccionado por la estrategia del Movistar, que ve como al objetivo de conquistar el maillot amarillo se suma ahora otro, el de conservar la tercera plaza del español Alejandro Valverde. El Alpe d'Huez dictará el veredicto definitivo y en sus 21 curvas el colombiano se jugará "el todo por el todo".
Nibali ganó ayer. Vincenzo Nibali logró ayer el triunfo en la decimonovena etapa del Tour, por lo que también se mete en la lucha por el podio de París. El italiano, ganador de la edición del año pasado, empleó un tiempo de 4h22m53s. Quintana superó en medio minuto al maillot amarillo, el británico Chris Froome.
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