Tres años después se abrazó a la gloria, en el mismo escenario donde termina la Flecha Valona.
“Murito” Rodríguez tiró de su explosividad, única para este tipo de finales, para rematar su segunda etapa en el Tour, a los 36 años, y un día después de entrar “hecho polvo” en la meta de Zelanda. Una forma dulce de resucitar.
No hubo dolor y Purito arrancó en otro lugar diferente al habitual de la clásica. La última recta se le hizo eterna, pero logró celebrar "una victoria especial" por delante de Chris Froome (Sky), incapaz de responder al hachazo del catalán y del francés Alexis Vuilllermoz (Ag2r), tercero.
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