El ciclista italiano, quinto en la pasada edición del Giro y uno de los aspirantes al podio en Milán, se cayó solo en el descenso del puerto de Barbagelata, en la cadena de los Apeninos septentrionales, en la región de Génova (norte), al patinarle la rueda delantera cuando rodaba a unos 80 km/h.
Pozzovivo, según las imágenes ofrecidas por la televisión, se dio de bruces contra el asfalto y se quedó inmóvil antes de ser atendido por miembros de su equipo y de los servicios de emergencia.
"Los exámenes practicados en el hospital han mostrado un estado estable", declaró por la tarde el jefe médico de la carrera, el doctor Giovanni Tredici.
El médico informó que el ciclista sufre un "traumatismo craneal relativamente modesto" y precisó que "respira de manera autónoma y puede mover sus extremidades".
Sin embargo, posteriormente, el AG2R emitió un comunicado explicando que el ciclista sufría "un traumatismo craneo-facial grave", aunque sin ninguna lesión intracraneal", según el resultado del escáner practicado al corredor.
Matthews, eufórico
En el aspecto puramente deportivo, Matthews, que viste la maglia rosa de líder desde el domingo, se impuso en la llegada masiva al italiano Fabio Felline y al belga Philippe Gilbert tras 136 km de una etapa muy animada desde el principio y con protagonismo del equipo Tinkoff del español Alberto Contador al frente del pelotón.
Los corredores de la formación rusa controlaron una escapada de 25 ciclistas que no pudieron contar con más de un minuto de ventaja sobre el grupo principal.
En el principal ascenso del día, el puerto de Barbagelata, el ruso Pavel Kochetkov se escapó cerca de la cima y efectuó el descenso en solitario.Poco antes de los 10 kilómetros para el final, un trío de corredores (Paterski, Clarke y Hansen) se unió a Kochetkov, pero el pelotón dio caza a los fugados a tres kilómetros de la llegada.
En una interminable recta, Matthews, de 24 años, sumó su segundo triunfo en el Giro (después de una victoria y seis días de rosa el año pasado) y el tercero de la temporada. "No se puede pedir nada más", se felicitó eufórico el joven australiano.
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