Tres controladores de la UCI pasaron un escáner láser a los cuadros y a las ruedas de las formaciones francesas Delko, Roubaix-Lille Métropole, Auber 93; de las italianas Bardiani y Androni Giocattoli y de la belga Veranclassic.
Tras este control, todos los ciclistas tomaron con normalidad la salida de la etapa.
"Todas las bicicletas han sido declaradas aptas", indicó el informe de carrera de la prueba, publicado por los comisarios horas más tarde.
En un comunicado la UCI explicó que había realizado el control sin previo aviso de 90 bicicletas pertenecientes a seis equipos, subrayando que el material con el que realizó los exámenes fue el mismo que utilizó en el Mundial de ciclo-cross de Heusden-Zolden (Bélgica).
Estos controles, hasta ahora poco frecuentes, parece que serán más habituales después de que el 30 de enero se encontrara un motor en el cuadro de una bicicleta que pertenecía a la belga Femke Van Der Driessche, una de las favoritas en la carrera femenina juvenil del Mundial de ciclo-cross.
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