A los 23 años, Quintana se convierte en el primer ciclista latinoamericano que sube al segundo peldaño del podium del Tour de Francia. Lo hace en su primera participación y tras haber demostrado una gran potencia, como si el ciclismo le mostrara el camino de la gloria que le anunciaban en su niñez. Nacido en la ciudad de Tunja el 4 de febrero de 1990 en el seno de una humilde familia campesina, Quintana no adoptó la bicicleta por devoción. Era su medio de transporte diario para acudir a la escuela y allí comenzó a destacar, en las pendientes que llevaban desde su domicilio al colegio de la vecina Arcabuco.
EN SU HÁBITAT NATURAL
Allí, donde otros acudían a entrenar en altitud, el niño Nairo estaba en su ambiente natural y pronto llamó la atención de los ojeadores, que no tardaron en abrirle las puertas del ciclismo profesional. “Me he criado a 2.800 metros, eso me da ventaja en este deporte, es el mejor lugar del mundo para entrenar”, aseguró el subcampeón
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