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martes, 23 de julio de 2013

Nairo Quintana. El ciclista colombiano, al que le diagnosticaron el ‘mal del difunto’ al nacer

Al nacer, a Nairo Quintana le diagnosticaron el ‘mal del difunto’ y le auguraron una muerte temprana. Su madre había estado en contacto con una persona que estaba a punto de morir. Solo un sanador podía salvarle. Si se recuperaba, decían en su tierra natal, estaría tocado por el destino. "Soñaba con esto, pero no creía que fuera tan rápido. El tiempo en mi vida pasa volando", afirma el menudo ciclista de Boyacá.

A los 23 años, Quintana se convierte en el primer ciclista latinoamericano que sube al segundo peldaño del podium del Tour de Francia. Lo hace en su primera participación y tras haber demostrado una gran potencia, como si el ciclismo le mostrara el camino de la gloria que le anunciaban en su niñez. Nacido en la ciudad de Tunja el 4 de febrero de 1990 en el seno de una humilde familia campesina, Quintana no adoptó la bicicleta por devoción. Era su medio de transporte diario para acudir a la escuela y allí comenzó a destacar, en las pendientes que llevaban desde su domicilio al colegio de la vecina Arcabuco.

EN SU HÁBITAT NATURAL
Allí, donde otros acudían a entrenar en altitud, el niño Nairo estaba en su ambiente natural y pronto llamó la atención de los ojeadores, que no tardaron en abrirle las puertas del ciclismo profesional. “Me he criado a 2.800 metros, eso me da ventaja en este deporte, es el mejor lugar del mundo para entrenar”, aseguró el subcampeón





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