Eduardo Pérez Iribarne es un apasionado por el ciclismo. Es el “hombre-clave” para que la Vuelta a Bolivia se reedite año tras año. Primero fue la Doble Copacabana, sólo a nivel nacional; luego se hizo internacional y con los años dio el salto para convertirse en Vuelta y tener mayor reconocimiento de la Unión Ciclística Internacional.
El padre Pérez admite que cada año es más difícil, por la dificultad para conseguir los recursos; sin embargo, al mismo tiempo, intenta que cada edición sea mejor que la anterior.
— ¿Cómo vive los días y horas previos al inicio de la carrera?
— Tenso, preocupado; pero, aunque parezca contradictorio, tranquilo.
— ¿La preocupación tiene que ver con el tema económico?
— Exactamente.
— ¿Fue difícil conseguir apoyo?
— Cada año es diferente, esta vez ha sido especialmente desafiante porque los números no concuasan.
— Si queda sin deudas ni ganancias, ¿está tranquilo?
— Sí, pero no creo que sea posible. Dios quiera.
— Entonces, ¿habrá pérdidas?
— Sí, todavía no hemos definido. Dependerá de nuestra capacidad administrativa y gerencial y de nuestros recursos. Si fuera poco sería dable, si fuera harto sería complicado para el futuro.
— ¿La Vuelta a Bolivia de los próximos años podría correr riesgo?
— Está en el horizonte, incluso que la última fuera ésta. Suprimimos la Doble Sucre-Potosí después de ocho años porque las pérdidas acumuladas eran insufribles. Quisiera proteger a la “Princesa de América”, pero si los números no dan… No he tomado decisión todavía porque hay que hacer los números, pero la preocupación es exactamente el tema económico.
— Le insisto: ¿La Vuelta no tiene futuro asegurado?
— No diría eso. Cuando me preguntan el porqué de mi tensión y preocupación, es el tema económico, pero el futuro siempre está abierto. Desde que comenzamos este circo del ciclismo hace 18 años hemos procurado en esta casa, con muchas preocupaciones, dificultades y problemas, hacer y dar la máxima capacidad posible dentro de nuestras posibilidades.
Nos preocupa el tema hotelero, la alimentación y la comodidad, (los ciclistas) son muy exigentes; eso este año creo que hemos mejorado.
Soy contradictorio, pero falta conseguir plata, estoy en eso, estamos hablando de unos 2,4 millones de bolivianos. Gracias a Dios y a la Virgen, la Vuelta a Bolivia está garantizada, pero la cobertura de los gastos del evento no está garantizada.
— ¿Cómo explica que se mejoren los premios pero que falte plata?
— Se mejoran varias cosas porque yo soy loco, o muy loco, y pienso que sólo la calidad justifica el esfuerzo.
— ¿Cuánto de dinero consiguió hasta ahora?
— Estaríamos en 2,2 millones de bolivianos. Hemos ahorrado en pasajes, no quise traer dos equipos de España, ahora el gasto es menor.
— ¿Es difícil conseguir auspicios en el país?
— No sé. Hasta ahora lo hemos hecho, espero poder seguir. Inmediatamente después de que termine la prueba voy a moverme para conseguir los auspicios del año próximo. El tema económico es crucial, lo deportivo y operativo creo que está garantizado.
— Participarán Óscar Soliz y Juan Cotumba, entre otros. ¿Ha logrado reunir los logros de otras carreras en esta Vuelta a Bolivia?
— No tenemos logros, sino deseos de servir a la patria. Óscar Soliz ha podido, en algo hemos coadyuvado para que pueda. Realmente, salvo emergencias, en la partida estarán los mejores ciclistas de Bolivia.
— ¿Apuesta por alguno de los nuestros?
— Hay una norma, mi ahijado es Cotumba, mi preferido es Soliz. Seré feliz si gana uno de ellos, pero más si el que no gana es segundo; sino mi marcapasos va a quedar dolorido.
— Mientras dice que no está asegurada la Vuelta, también piensa en la de los próximos años. Realmente es usted contradictorio...
— Dios mediante claro que seguirá. Lo que no creo que cambie es el recorrido, quiero una clonación entre una Vuelta que tiene eventos y una clásica que tiene el mismo recorrido. Quiero hacer una mixtura. Lo que está claro es que acabará en La Paz el segundo domingo de noviembre, eso está fijado y en el ciclismo internacional eso es una clásica.
— ¿El Gran Premio de Automovilismo le interfiere en algo?
— No. Si corriéramos en sentido contrario por las mismas carreteras estaría preocupado, no es el caso.
— ¿Por qué se apuesta por varias etapas en Santa Cruz?
— Son cinco en tierras bajas, incluido el trópico de Cochabamba, hay una intermedia que está fríamente calculada, es más corta, porque hay un tramo de 5,4 kilómetros neutralizado, el comisario cortará la competencia y eso los ciclistas lo harán a 20 kilómetros por ahora.
Es una Vuelta a Bolivia en la que el tramo altiplano es más corto, y hay pocos premios de montaña. Tenemos un recorrido de 1.493 km que tiene que ver con el escenario. Hay que tomar en cuenta que el domingo es la contrarreloj por equipos. A mi juicio, teóricamente la Vuelta a Bolivia es casi perfecta. Me gustaría que la primera etapa hubiera sido más larga.
En diez etapas hay una contrarreloj individual de 39 km, otra por equipos (50 km) en tierras bajas y en las tierras altas es el último día.
— ¿El Giro de Italia es la inspiración para la Vuelta a Bolivia?
— No. He tenido que adaptarme al San Benito de la altura, los ciclistas dicen que se cansan, hemos tenido que cargar con esa cruz altiplánica hace tiempo.
Empezamos en La Paz y fuimos a Oruro, quería hacer un inicio de Cochabamba pero me acobarda por la subida de La Cumbre. No creo que amplíe, porque el recorrido se complica, pues si son 11 días tengo que tener uno de descanso, eso significa 12. Hemos intentado ajustarnos a lo que dan nuestra geografía, carreteras y auspiciadores.
— ¿Qué le dicen los ciclistas?
— Están súper impactados por la organización, policías, carreteras y premios. Algunos se han quejado de la alimentación, el año pasado se quejaron casi todos en Yacuiba. Fue un desastre, porque tuvimos que recorrer 660 kilómetros en bus. Se retiraron en la segunda etapa 52 ciclistas, pero se vengaron, o me quisieron resarcir en la siguiente etapa, que fue la primera oficial.
— Sintiéndose a gusto, ¿por qué se hace complicado garantizar la carrera?
— Soy un neurótico confeso, de psiquiátrico, de los que compiten contra uno mismo. Todos son mejores que yo en todos los niveles, pero yo compito conmigo mismo. Hay poca gente tan idiota en el mundo que compite con uno mismo.
Hemos reducido un tramo en Punata porque no nos reportaba beneficios económicos y corríamos riesgos, pasaba por ahí con el Jesús en la boca porque se podía cruzar alguien. Entramos al corazón del pueblo a cambio de nada, sólo el cariño de la gente.
— ¿Usted cree que con la contrarreloj por equipos se puede marcar el rumbo de la carrera?
— No, para nada, esta carrera con sus deficiencias es perfecta. La competencia la hacen los ciclistas. Siempre se ha ganado el domingo en la mañana y eso lo saben los ciclistas. La etapa que es de yapa y me duele mucho es la última, que es de exhibición y no me gusta. Estoy pensando cómo inventar una etapa más exigente, menos cómoda, pero no hay solución, me falta cabeza.
— ¿Quiénes están llamados a brillar en la carrera?
— Horacio Gallardo, Peter Campero, Cid Martínez, hay varios. Hay etapas diferentes: la primera es explosiva, corta; la segunda es larga, la cuarta es 189 kilómetros y la última parte es criminal. De Villa Tunari me fascina, son 207 km, la de La Cumbre es una falsa etapa de alta montaña. Dios hizo La Cumbre del mundo a 4.496 msnm, el desarrollo por km es bajo en relación a lo que se hace en Europa, porque hay bajadas largas que permiten una recuperación.
La etapa de Vila Vila a El Alto es casi de llano, sólo que es a 3.800 metros de altura. El fin de semana es lo complicado, sobre todo en la mañana de sábado y domingo. En la tarde de los dos días es suave.
— Hay desvíos en la carretera Oruro-El Alto, ¿cómo se están manejando en ese detalle?
— La Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) dice que hay cinco desvíos. No tengo varita mágica, hemos hablado con la Policía y la ABC a la que le mandé el recorrido en enero de este año, desde que me confirmaron las autoridades la carrera de diez días.
— ¿Hay cultura ciclística en el país?
— Sí, nuestros campeones son expresión de esa cultura que crece. Algo hicimos, pero es mucho menos de lo que hubiera querido. No en vano son 18 años.
— Si deja de existir la Vuelta, ¿se acaba el ciclismo en Bolivia?
— No me corresponde responder eso, creo que otra gente es más inteligente que nosotros y lo hará seguramente mejor. Soy franco ante la opinión pública, hay lo que hay pero voy a resistir con uñas. Estoy buscando financiamiento de aquí y de allá, si lo encuentro será como hallar petróleo y gas. No va a ser una rendición fácil, vamos a dar pelea.
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