Del triunfo del orureño Cristóbal Bustos en la primera Doble Copacabana, realizada en 1994, a la sexta versión de la Vuelta a Bolivia, que se iniciará dentro de tres días, han pasado casi 19 años.
De una competencia de dos días, cuatro etapas y 282 kilómetros, que poca o ninguna trascendencia tuvo entonces en el calendario de la Federación Boliviana de Ciclismo (FBC), la carrera se ha transformado en un evento de diez etapas, con más de 1.600 kilómetros de recorrido y, además, uno de los más importantes del continente y que cuenta con el aval de la UCI (Unión Ciclística Internacional) —la “FIFA” del ciclismo—.
Durante años se creía que la idea de hacer una carrera de ciclismo fue del padre Eduardo Pérez Iribarne, el sacerdote jesuita, quien hace más de 40 años vive en el país. Sin embargo, él mismo —fanático confeso de las pruebas ciclísticas en el mundo— se encargó de aclararlo y en más de una oportunidad, y en diferentes medios de comunicación, señaló como el mentor de la Doble Copacabana a Rodolfo Gálvez, experiodista de radio Fides y exconcejal de la Alcaldía paceña. “Fue él quien la inventó en contra de mi voluntad. En 1994 se empecinó en hacerla, y no estaba ni siquiera asfaltada la carretera, que era el principal motivo para mi negativa. Él lo hizo y yo no apoyé en un principio”.
Sólo dos ediciones de la competencia fueron nacionales: la de 1994 y de 1996, que fue ganada por el paceño Cid Martínez. En 1995 no hubo competencia por falta de recursos
En 1997 se hizo internacional, ya bajo la batuta del sacerdote. Los primeros invitados fueron ciclistas colombianos, quienes dominaron la competencia entre ese año y 2006 (diez victorias seguidas). El primer ganador fue Graciano Fonseca; pero el que más veces se impuso fue Ismael Sarmiento, en tres ediciones. Después fue el turno de Jairo Pérez, Francisco Colorado, Álvaro Sierra, Javier Zapata, Libardo Niño y Juan Diego Ramírez.
Apenas terminó la undécima versión, en noviembre de 2006, el Grupo Fides anunció que al año siguiente (2007) se correría por última vez la Doble para dar paso a una carrera más grande, la Vuelta a Bolivia.
El cierre no pudo ser mejor, porque la decimotercera versión coronó a Óscar Soliz como campeón, el primer boliviano en ganar la competencia desde que se hizo internacional, quien ese año había sido contratado por el EBSA de Colombia.
En la ceremonia de clausura de ese año el padre Pérez despidió a la Doble. “Hemos estado esperando 13 años para tener un campeón. No es fácil construir un triunfador. En 13 años hemos tenido conmociones cerebrales, cirugías; hemos tenido intervenciones quirúrgicas, porque el ciclismo es un deporte de riesgo; pero también hemos tenido muchas alegrías. La Doble Copacabana termina su ciclo, porque todo en la vida termina, y qué mejor que hacerlo con Óscar Soliz como campeón”.
Desde 2008 se corre la Vuelta a Bolivia, que en su corta historia también se ha convertido en una las competencias más importantes de América.
Las primeras cinco ediciones fueron ganadas por los colombianos Fernando Camargo (2008) y Gregorio Ladino (2009); los bolivianos Óscar Soliz (2010) y Juan Cotumba (2011); y el año pasado el vencedor fue el venezolano Maki Román.
El ruso-chileno Andrei Sartasov es un ícono de las carreras
Marcos Bonilla El ruso-chileno Andrey Sartasov se convirtió en uno de los ciclistas más queridos de la Doble Copacabana, luego de haber ganado durante tres años consecutivos —entre 2001 y 2003— la segunda semietapa de la décima entre San Pablo de Tiquina y la zona Sur de la ciudad.
La imagen del ciclista con los brazos levantados cruzando la meta en la calle 15 de Calacoto se convirtió en un ícono de la antigua competencia.La primera presencia de Sartasov se produjo en 2001 y la última en 2006, siempre corriendo para equipos de Chile, su patria de adopción.
Participó por primera vez en la Vuelta a Bolivia en la tercera versión, en 2010, corriendo para el OGM Chile, pero no consiguió ningún éxito; aunque una vez más recibió el cariño de la gente.
El año pasado fue parte del equipo San Luis Somos Todos, de Argentina. Antes de empezar la carrera, en Santa Rosa de la Mina, en el departamento de Santa Cruz, declaró que, independiente de su desempeño en la competencia, la ilusión estaba puesta en cruzar en el primer lugar la meta en Irpavi como otros años. No pudo ser, igual la gente le brindó su cariño, porque no se olvidó de sus éxitos del pasado. Por eso el ruso se convirtió en un ícono de la vieja y recordada Doble Copacabana.
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