sábado, 2 de abril de 2016

Masa Crítica: La revolución del pedal



Salimos del centro pasadas las 15:30, somos una caravana de más de 20 personas; un variopinto grupo de ciclistas: hombres, mujeres e incluso niños. Ciclistas profesionales, de competencia y aficionados, gente diversa montada en bicis también diversas: nuevas, viejas, económicas o muy costosas; de pista, montañeras o BMX, eso no importa, solo la felicidad de apropiarse de la ciudad pedaleando.

“¿Qué harás este sábado a las 3 de la tarde?... sí… ¡la Masa Crítica Sucre sale por 3ª vez! (…) Vamos a llenar las calles de bicis… pedaleando humanizamos las calles...”. Así rezaba la convocatoria difundida por Facebook. Me quedaba claro que era una invitación para un paseo colectivo, que estaba abierta a todo el mundo y que definitivamente era una buena alternativa para hacer algo distinto un sábado por la tarde. Pero, ¿qué es “Masa Crítica”?

Para responder esa pregunta primero confirmé mi participación en la pedaleada y luego me puse a investigar al respecto. Consultando diversas páginas web me enteré de que la Masa Crítica es un fenómeno ciclista cuyas “raíces” se observaron por primera vez en China, en cuyas grandes ciudades, en los cruces sin semáforos, los ciclistas se van acumulando paulatinamente hasta llegar a un número tal que les permite cruzar la calzada sin riesgo. Esa dinámica de movilidad urbana se difundió posteriormente en el documental “Return of the Scorcher” (1992), del director y ciclista Ted White.

Ahora bien, las primeras reuniones de la Masa Crítica como tal empezaron en la costa oeste de Estados Unidos, en San Francisco, también en 1992, cuando se juntaron poco más de medio centenar de personas. Sin embargo, en menos de un año ese grupo llegó a sumar medio millar de ciclistas. Esa fue la primera Masa Crítica, que posteriormente, ya constituida en un movimiento ciudadano, comenzó a extenderse por el país del norte y otras naciones del mundo.

“La denominación proviene del concepto sociológico homónimo que hace referencia al número de individuos involucrados en un fenómeno a partir del cual éste adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer por sí mismo”, señala una de las explicaciones.

En la ruta, por la ciudad
En la plaza, con la única identificación de estar montado en una bici, poco a poco la gente empieza a constituir la Masa entre saludos casuales, miradas curiosas y una cierta incertidumbre respecto a quién o quiénes están a cargo de la actividad.

Luego conocemos a David Rodríguez y Fernando Camacho, impulsores de la Masa Crítica en Sucre. David, proactivo, consiguió varias placas con mensajes de concienciación para que el paseo deje también una reflexión a los viandantes y conductores de motorizados. Mensajes como “Máquina perfecta, yo soy el motor”, “Este escape no contamina” o “Un auto menos” se van colocando detrás de los asientos.

Salimos del centro pasadas las 15:30, somos una caravana de más de 20 personas; un variopinto grupo de ciclistas: hombres, mujeres e incluso niños. Ciclistas profesionales, de competencia y aficionados, gente diversa montada en bicis también diversas: nuevas, viejas, económicas o muy costosas; de pista, montañeras o BMX, eso no importa, solo la felicidad de apropiarse de la ciudad pedaleando.

Mucha gente mira curiosa este conglomerado de ciclistas, algunos toman fotos y unos pocos incluso aplauden. No falta, sin embargo, el conductor intolerante y desubicado que, manejando en un sábado tranquilo por las calles de Sucre, no tiene la paciencia suficiente de llevar, al menos por un momento, el ritmo de los ciclistas. No nos achicamos, en muchas ocasiones cedemos el paso para que los conductores se den el gusto de pisar el acelerador y avanzar a esa velocidad tan normal para ellos.

Respetando los semáforos y las señales de tránsito, recorremos las calles del centro y nos dirigimos al Parque Bolívar, donde nos tomamos la foto de rigor con una de las bicis levantadas en alto, símbolo de la Masa. Es una foto que dista mucho de la de un mes atrás, en la segunda salida de la Masa, cuando eran menos de diez personas.

La ruta continúa por la avenida Jaime Mendoza, donde nos topamos con una agradable sorpresa a la altura del colegio Fe y Alegría: decenas de niños montados en pequeñas bicicletas entregan sus mejores esfuerzos en una mini carrera. Ahí se los ve, bien equipados sobre sus pequeños corceles mecánicos avanzando entre barras y gritos de apoyo de sus padres.

Se trata de una iniciativa promovida por la bicicletería “Estrada”, que desde hace poco impulsa el ciclismo desde temprana edad. Con la ayuda de los vecinos se cierra el tráfico de una cuadra y desde las 15:00, todos los sábados, los niños de la ciudad tienen una alternativa más de sano esparcimiento.

Un par de cuadras más arriba el panorama cambia radicalmente; con el incremento del tráfico todos constatamos el escaso o nulo respeto y consideración de los conductores hacia los ciclistas. Avanzamos con calma, tratando de evitar cualquier contratiempo con los autos, esperando a los niños que se rezagaban, velando por su seguridad.

La ruta termina en la avenida de las Américas, fueron poco más de ocho kilómetros. Al final llegamos solo la mitad; ahí, con las bicis estacionadas, compartimos unos refrescos. Alegría y satisfacción se dibujan en los rostros de todos.

“¡Manejar bici es lo máximo!”, resume Fernando Camacho, también presidente de la Asociación de Ciclismo de Chuquisaca. “La bici te ayuda en lo emocional y en la salud, te da felicidad. Yo sé que te previene un 50% el paro cardiaco, te alinea la espalda, ayuda a las articulaciones, etcétera”, apunta por su lado Marco Villalba, con convicción. “El cambio que te da la bicicleta se siente”, coinciden todos. Yo también.

La revolución del pedal
En 2011 la Masa Crítica empezó a rodar en Bolivia, más precisamente en Cochabamba; le siguió Santa Cruz en 2012 y luego el movimiento se expandió a La Paz, Tarija y, recientemente, a Sucre. Incluso tiene sus lemas (VER RESALTADOS EN ROJO).

La artífice del movimiento en todas las ciudades, excepto Cochabamba y Tarija, es Gina Muñoz, que recuerda cómo en la capital cruceña la Masa salía al principio con ocho personas mientras que hoy cada salida congrega a más de cien ciclistas.

“No hay líderes, no hay jefes, todos somos la Masa. Yo no quiero que me vean como la jefa, para mí todos somos iguales, nadie es mejor ni peor, ni una bici es más que otra, eso es lo positivo. La idea con los que impulsamos la Masa y la hemos creado en varios departamentos es unirnos y trabajar muy coordinados”, comenta.

Solo las personas que hacen de la bicicleta parte de sus días saben cómo se siente y cuánto beneficio les trae. Se convierten en buenos ciudadanos, en mejores personas que a su vez hacen de las ciudades lugares más habitables. “La gente que maneja bicicleta es más sana por donde lo veas: sana en el espíritu, sana en la cabeza, es un transformador de sociedades”, apunta ella.

La idea es lograr que la bici se constituya en un modo de transporte masivo y sostenible que ayude a paliar los grandes problemas de movilidad y contaminación de las ciudades.

“Masa Crítica es un movimiento totalmente independiente, jamás le va a hacer propaganda a ningún partido político, no tiene nada que ver con religión ni con los temas sexistas; puede venir el que quiera, a nadie se hace a un lado, todo el mundo puede pedalear. No tiene nada que ver con un espacio deportivo o de competición, es un espacio de libertad, nadie es dueño de la Masa Crítica”, remarca la activista. “Para mí no hay cosas imposibles, es nomás meterle. En La Paz con las subidas y todo lo hemos logrado, es simplemente que uno le pone ganas”.

Dice que al principio, en la hoyada paceña, por la topografía de la ciudad, nadie creía que fuera posible organizar un movimiento de estas características, sin embargo lo lograron. De hecho, en el marco de una política de transporte bimodal, consiguieron que las cabinas del teleférico carguen hasta dos ciclistas con sus bicis a través de los diferentes tramos del servicio. Asimismo, aprovecharon a los buses Puma Katari usando sus propios “racks”, soportes con los que cuentan los vehículos que permiten montar bicicletas y trasladarlas desde la zona sur hasta el centro de la ciudad y viceversa.

Por otro lado, Gina confiesa que no está de acuerdo con que niños formen parte de las caravanas de la Masa que circulan por las ciudades, pues esto conlleva ciertos riesgos. En su criterio lo ideal es que los pedalistas sean personas mayores de edad que puedan responder a los desafíos de manejar bici en las urbes.

“Un niño no sabe cómo reaccionar frente a un auto, pero a veces es imposible evitar que los papás lleven a sus hijos, y uno no es quién para decirle que no. Sin embargo, queda claramente establecido que cada ciclista participa bajo su propia responsabilidad, la organización de Masa Crítica no se responsabiliza de ningún hecho de tránsito porque estamos en las calles. Cuando organizamos la Masa se les explica, aunque algunos juran que es carrera la idea es ir todos juntos. Si alguno se queda atrás, el resto los espera. Las señaléticas de tránsito se respetan. Esa es la característica de la Masa”.

Movimiento en la capital
En Sucre hay una cantidad por demás importante de ciclistas en potencia, gente de todos los estratos sociales, edades y géneros. Una muestra de ello fue la última explosión ciclística que vivió la ciudad durante el pasado referéndum del 21 de febrero, cuando las calles fueron tomadas por un universo de pedalistas y con ello se sintió la diferencia de respirar aire limpio. Asimismo los fines de semana en la carretera a Yotala, decenas de ciclistas completan el recorrido.

“Sucre es una hermosa ciudad para construir ciclovías y la idea es llamar la atención de las autoridades para que hagan ciclovías y así la gente salga con más confianza a manejar bici”, reflexiona Gina.

Es verdad, Sucre es una ciudad hermosa pero esa cualidad cada día se ve más deteriorada por el exagerado y desproporcionado parque automotor que, además de hacer del centro un nudo cada vez más inviable, también contamina con emisiones tóxicas que no solo dañan la salud de los habitantes, sino que también llenan de hollín y smog el centro histórico.

Muñoz adelanta que estará en Sucre para el próximo 25 de Mayo con la firme intención de fortalecer la Masa capitalina, comprometer a la gente e incluso gestionar ante las autoridades municipales acciones que promuevan el respeto y la creación de condiciones que favorezcan al ciclista urbano.
Lo que ella tal vez no sabe es que actualmente la ciudad tiene apenas una ciclovía, una pequeña ruta que empieza en inmediaciones del Barrio Judicial y termina en la zona de El Tejar. ¿Su estado?... ¡lamentable! En los poco más de dos kilómetros por los que se extiende la ruta se puede constatar cómo la capa asfáltica se cae a pedazos, hay baches por todos lados, basurales, contaminación y un descuido generalizado que incluso tiene que ver la seguridad ciudadana en la zona.

A pesar de su deplorable estado, cualquier fin de semana se aprecia a corredores, ciclistas y familias que pasean por la vía, la única ruta ecológica de la capital. Un descuido de esta magnitud da una pauta del grado de atención e importancia que le prestan las autoridades a uno de los sistemas de transporte más económicos, limpios y eficientes del planeta.

¿Qué le pedirían a las autoridades?, pregunto a los ciclistas con los que pedaleamos en la Masa. Varios afirman que lo primero es que se respete a los ciclistas, y que para ello se trabajen campañas de sensibilización en medios de comunicación, y que autoridades de la Gobernación y Alcaldía motiven a sus funcionarios para que asistan a sus fuentes de trabajo en bicicleta. Surgen también voces que piden más ciclovías e incluso estacionamientos para bicicletas, pequeñas obras si se las compara con los millonarios megaproyectos de trasporte urbano que se pretenden implementar.

Entonces qué falta, cómo hacer incidencia en las autoridades, cómo lograr un cambio de actitud que se traduzca en acciones a favor de los cultores de la bici. Para Gina, con cada pedaleada la Masa Crítica logra visibilizarse entre la gente de a pie, los conductores y las autoridades. Sus recorridos dan cuenta de un movimiento ciudadano que busca cambiar y mejorar la convivencia social.

Por otro lado, los impulsores y cabezas del movimiento también gestionan de manera directa las demandas del sector ante las autoridades. Ella misma hace seguimiento a los proyectos de ley municipales para la creación de ciclovías en Santa Cruz; si bien confiesa que en muchos casos los acuerdos quedan en promesas electorales o justificaciones para salir del paso, no se desanima y afirma que no hay que dejar de proponer y luchar por lo que uno cree. “Se puede hacer grandes transformaciones, pero en Bolivia nos hemos acostumbrado a despotricar contra las autoridades que no hacen nada. Pero tú, sentado en tu casa frente a tu Facebook criticando todo, ¿qué haces por mejorar la situación?”.

Confieso que me sorprende el activismo de Gina y le preguntó cómo hace para empeñar tiempo y seguramente dinero en esta cruzada. Ella remarca que con esta actividad no percibe absolutamente ninguna remuneración, “lo hago por convicción, porque amo mis ciudades, porque me gustaría ver un cambio y ser parte de él”.

Hasta hace dos años trabajó en una petrolera, pero, con la crisis del crudo, fue despedida. Cumplirá 55 años, aunque nadie podría acertar su edad verdadera si la conociera. Goza de buena salud y demás está decir, es feliz… todo lo atribuye a la bicicultura.

Masa Crítica ya plantó una semilla en la ciudad: el deseo de todos es que siga creciendo y que las cosas cambien. Su página en Facebook es “Masa Crítica Sucre”, donde se publican fotos y noticias del movimiento. Las salidas se repetirán el último sábado de cada mes, a las 15:00, en la plaza 25 de Mayo, frente a la Casa de la Libertad. Todos están invitados… ahí nos vemos.

“Usa la bici a diario, celébralo una vez al mes”

“No bloqueamos el tráfico, somos tráfico”

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