En esa frase, ante unos reporteros ávidos de recoger el guante, Purito dejaba entrever que sí cuenta con aprovechar las tres etapas de montaña camino de Madrid que sucederán a la ciudad del Cid en el tramo final de la Vuelta a España.
Algo que jornadas anteriores descartaba categóricamente: "El que salga líder de Burgos ganará esta Vuelta", decía. Ayer ya no era tan rotundo.
No ha querido cuantificar cuántos y hasta ha restado trascendencia a las sorpresas que le ha deparado el recorrido de la contrarreloj al reconocerlo -los repechos iniciales y la subida al Castillo- pero seguro que en sus cálculos habrá descontado algunos de los segundos que esperaba perder ante Tom Dumoulin.
Eso le ha hecho pensar en que sí, que las montañas de los últimos días sí pueden ayudarle en una de las últimas, sino la última, oportunidad que se le presenta de añadir una grande a un palmarés ya bastante estimable.
Porque etapas como la que finaliza mañana en Riaza o la del viernes en Ávila no deberían ser desdeñadas por un corredor como él, con latigazo cuesta arriba y cierta punta de velocidad en llegadas en grupos selectos y reducidos.
Muchas preguntas se habrá hecho ya un Purito que, aunque la mantiene como cita clave, ya no ve tan claro que Burgos sea el fin de trayecto de la carrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario